11 mayo, 2012

Kea. Aves inteligentes.


El Kea (Nestor Notabilis) es un papagayo considerado uno de los animales más inteligentes del mundo, ya que es capaz de resolver situaciones y problemas complejos que ni los chimpancés pueden resolver. Al contrario que sus demás parientes que habitan en zonas tropicales, al Kea solo se le puede encontrar en las frías montañas de Nueva Zelanda, endémico de la isla Sur. Viven en las zonas más altas de los bosques montanos, casi donde termina la vegetación, como en pastizales y matorrales. A menudo desciende a las llanuras costeras del oeste de los Alpes Neozelandeses.

Situación en la isla Sur:




Los keas llevan una dieta principalmente herbívora, compuesta de bayas y brotes, pero también se alimentan de insectos, néctar y huevos. También han aprendido a alimentarse en vertederos y de carroña. Desarrollaron muy mala fama como asesinos de ovejas, pero aunque se alimentan de ovejas muertas, o pueden matar a alguna enferma, hay muy pocos casos de ataques a ovejas sanas.



Su color predominante es el verde, así se funden con los tonos de su hábitat, pero no dejan de ser muy llamativos. Su intrepidez, su grito inconfundible (al que se debe su nombre), su gran tamaño y el color rojo brillante de las plumas de la cara inferior de sus alas, permiten distinguirlos del resto de las aves.





El travieso comportamiento de estos loros forma parte de su carácter. Dado que poseen una insaciable curiosidad, investigan todo lo que hay dentro de su territorio, especialmente si es nuevo o extraño. Pero no se limitan a mirar, sino que, utilizando su fuerte pico, examinan el objeto y juguetean con él hasta que se aburren o lo destrozan.

Son fáciles de ver en estaciones de esquí, vertederos y aparcamientos de las zonas alpinas, donde son uno de los centros de atracción, y donde causan destrozos en los coches al arrancar con su fuerte pico las tiras de goma de las ventanas, los limpiaparabrisas, e incluso pinchar las ruedas del automóvil.


En una estación de ferrocarril ubicada en un puerto de montaña, se vio a un kea examinando dos cántaras llenas de leche que había en el andén. El atrevido papagayo destapó una de ellas e introdujo la cabeza para beber. Al momento lo espantaron y aseguraron la tapa pasando una varilla de metal por ambas asas, pero el kea no desistió. Regresó, estudió el “dispositivo de seguridad” durante un par de minutos y a continuación empujó hábilmente la varilla con la punta del pico. Después, con absoluto descaro, volvió a destapar la cántara y a tomar otro trago.

Sin embargo, la mejor manera de comprobar las habilidades de este ave es verlo por uno mismo:


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