Estos curiosos animales son un suborden de moluscos, aunque no se aprecie concha alguna debido a que la han degenerado. De ahí proviene su nombre: "branquias desnudas". Ante la falta de protección que otorga una concha los nudibranquios han desarrollado otros mecanismos de defensa. Sus espectaculares y llamativas coloraciones son un aviso de su gran toxicidad. Por esta variedad de colores también son denominados los payasos del mar.
La mayoria pasan su vida adulta en el fondo del mar, aunque algunas especies son pelágicas. Son carnivoros, se alimentan de otros invertebrados o de sus huevos, ayudandose de una "lengua" denominada rádula, como la que presentan los caracoles. Glaucus atlanticus es capaz de alimentarse de la carabela portuguesa, siendo inmune al veneno de sus cnidocitos. Incluso almacena las toxinas y los cnidocitos para su propia defensa.
Glaucus junto a una Carabela
Glaucus atlanticus(dragón azul)
Berghia coerulescens
Nembrotha cristata
Nembrotha megalocera
Hexabranchus sanguineus (bailarina española)
Se la denomina bailarina española porque sus movimientos ondulatorios al nadar y el color rojo de su manto recuerdan a los movimientos de la falda de una bailarina flamenca.
El planeta Tierra se compone en un 70% de agua y sin embargo, para el ser humano el fondo marino, los océanos y lo que en ellos habita nos es mas desconocido que el resto de los planetas y el espacio. Ya que hasta ahora solo se ha explorado el 10% del océano.
"El coste de un solo despegue de la lanzadera espacial daría suficiente dinero para bucear con un submarino científico dos veces al día, cada día, durante 100 años"
Fundación O.R.C.A
La exploración de las profundidades marinas sigue planteando desafíos especiales a los científicos, pues apenas tienen ocasión de observar sus objetos de estudio en su hábitat natural, y en los laboratorios de los barcos de investigación, los habitantes de las profundidades apenas sobreviven unas pocas horas o minutos.
Aún así, el ser humano ha conseguido llegar a las profundidades más extremas, como en la fosa de las Marianas situada a 2.000 kilómetros al este de las islas Filipinas, allí en las tinieblas absolutas, bajo una presión enorme, y con temperaturas cercanas a cero grados centígrados, se ha comprobado que existen ecosistemas altamente complejos.
Engullidor negro (Chiasmodon niger)
Vive entre los 700 y los 2750 m de profundidad. Se alimenta de peces óseos, algunos mayores que él. Engulle a sus presas extendiendo su boca y empujándolas hasta el estómago, el cual puede dilatarse en función del tamaño de la presa.
Los machos son mucho más
pequeños que las hembras. Para procrear, se enganchan a la hembra
mordiéndola, pero sólo durante un tiempo limitado. En otras especies,
sin embargo, los machos pueden fusionarse de forma duradera con el
cuerpo de la hembra, convirtiéndose en parásitos de la misma.
Pez víbora (Chauliodus)
Tiene unos dientes irregulares y extremadamente afilados, de un tamaño tan exagerado que apenas puede cerrar la boca. Este diablo de las profundidades marinas tiene una longitud máxima de 25 centímetros. Recorre profundidades de hasta 4.400 metros y atrae a sus presas con los más de 300 órganos que producen luz a lo largo de su cuerpo, boca y, en ocasiones, del pedúnculo que algunas especies tienen en su aleta dorsal.
Pez pelícano (Eurypharynx pelecanoides)
Denominado así debido al parecido entre su mandíbula inferior y el pico de un pelícano, en forma de bolsa. Posee una anatomía muy especial, sus mandíbulas sólo están
ligeramente unidas por una membrana elástica, por lo que puede expandir su garganta y estomago para tragarse presas de gran tamaño.
Utiliza una larga cola, con forma de látigo, para moverse; al final de
la misma posee un órgano luminoso cuya finalidad es atraer a las presas.
El pez dragón (Stomias boa)
A pesar de su relativo pequeño tamaño, 32cm, es uno de los peces más escalofriantes que pueden encontrarse en los fondos abisales. Puede llegar a tener los dientes
tan largos al punto de no poder cerrar la boca. Se ubica entre los 4000
y 4500 metros.
Detecta sus presas gracias a faros de búsqueda. Para ello, transforma la
luz azul verdosa de sus células emisoras de luz (fotóforos), un caso
típico para la bioluminiscencia, en luz roja gracias a un filtro. Para
sus presas, la luz roja es invisible.
Quimera Nariguda (Rhinochimaera pacifica)
Pertenece a la antiquísima clase de los condrictios, igual que los tiburones y las rayas. Se nutre de habitantes del suelo, como gambas y cangrejos, que detecta en el lodo. Su morro, cuya forma recuerda una espada, está cubierto de células sensoriales con las que puede percibir campos eléctricos.
Tiburón anguila (Chlamydoselachus anguineus)
El ser humano rara vez se topa un tiburón anguila, ya que suele habitar a profundidades de hasta 1.500 metros. Considerado un fósil viviente, el tiburón anguila comparte muchas características físicas con sus antepasados, los cuales poblaban los océanos de la época de los dinosaurios. Este espécimen de 1,6 metros fue localizado en aguas japonesas de poca profundidad en 2007, y fue trasladado a un parque marino. Murió pocas horas después de haber sido capturado.
Pepino de mar abisal (Scotoplanes globosa)
Vive en el fondo de casi todos los océanos, pero a diferencia de los pepinos de mar comunes, en profundidades de entre 550 y 730 metros. Se alimenta de lodo y las minúsculas partículas nutritivas que este contiene; sus patitas dejan una huella característica en el suelo marino.
Los seres de la comunidad bentos,como el pepino de mar, abarcan la plataforma costera, la continental, el talud continental, la zona abisal y las grandes fosas oceánicas, es decir, se extienden por toda la superficie del fondo de mares y océanos, de norte a sur y de este a oeste de la Tierra, aunque, como es natural, su densidad varía mucho de unas zonas a otras, decreciendo progresivamente su abundancia de acuerdo con la profundidad.